Soy un padre de familia que solamente puedo dar gracia a Dios, Mi Poder Superior, por habernos puesto en el camino que actualmente tenemos, en donde nos encontramos con Hugo y Luz . No vivimos ni residimos en USA y tampoco en Miami; somos extranjeros, sudamericanos y, por lo tanto, posiblemente por nuestra idiosincrasia, nuestra situación familiar y más claramente, la de un padre de familia, al menos a mí, me pareció diferente y muy dura.

 

Nuestra hija, mayor de edad, joven, inteligente, bella y con todos los méritos que tiene y que puede tener en opinión de sus padres, cayó en las manos, mejor aún, las garras, del alcohol y las drogas y todo lo que ello conlleva.
La situación personal y familiar se hizo desesperante, insostenible e invivible; a duras penas podíamos sobrevivir, y eso, muy mal. En pocas palabras, nuestra vida era ingobernable y, lo que es peor, ninguno de nosotros podía hacer nada para cambiar y mejorar.

 

Dios, mi poder Superior, nuestro Poder Superior, con sus designios y su voluntad, hizo que tuviéramos noticias y noticias esperanzadoras, de opciones y posibilidades reales de superar esta situación. Pudimos hacer contacto con Hugo y Luz Helena, quienes nos han guiado inicialmente y desde entonces.
Su trabajo profesional, técnico y experto, pero sobre todo humano, sensible, ético e íntegro, permitieron, vislumbrar una luz muy tenue al inicio, más evidente con el transcurso de los días y luminosa en la actualidad.
El trabajo ha sido duro, muy duro al inicio y, aunque parezca y suene poco real, muy llevadero cuando entendimos la situación, nos involucramos todos los de la familia y trabajamos juntos por mejorar la realidad. Lo seguimos haciendo, no desmayamos y tratamos de apoyarnos unos a otros, cada uno en su andarivel.
Y el cambio es increíble y maravilloso. Esta sensación de paz y de tranquilidad no tiene precio. El haber recobrado a mi familia es impagable. El superar aquella vida ingobernable e insostenible e invivible en una sensación que no puede catalogarse con palabras sino solamente sentirla.

 

Conocer y reconocer a Mi Poder superior, obtener Serenidad, mejorar mis defectos de carácter, compartir las cosas en común, lograr paz y todo lo que hemos alcanzado hasta el momento, es un mundo nuevo y maravilloso, desconocido y reconfortante. Siempre y en todo momento seré, seremos, agradecidos con Luz Helena y Hugo, quienes empezaron a hacer tangible estaquimera, nos orientaron, nos encaminaron, nos dieron seguridad y nos hicieron conocer que existen opciones válidas y reales de superación y mejoría constante, aún en situaciones desesperadas como la nuestra. Y, lo que es mejor aún, siempre están a la mano y siempre están disponible.
Un Dios les pague queda corto, pero ellos sabrán aquilatarlo y apreciarlo.

Padre, Ecuador

La siguiente historia de éxito por contar es la tuya