La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes y se caracteriza básicamente por un bajo estado de ánimo, combinado con sentimientos de tristeza, asociados también, con alteraciones en el pensamiento, actividades y comportamiento.
Este transtorno no discrimina, puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad, sexo, nivel educativo o adquisitivo.
Pero ¿Qué es la depresión endógena y la depresión exógena y qué las provoca?
La depresión endógena, parte, la mayoría de veces, de un desequilibrio químico en el cerebro; ésta podría tener un origen genético.
La depresión exógena, se produce tras un acontecimiento específico e incide directamente en el estado de ánimo. Por ejemplo, una ruptura sentimental, pérdidas, situaciones traumáticas, etc.
La diferencia más importante es la causa que las provoca.
Las causas pueden ser puntuales o prolongadas en el tiempo.
Son normalmente puntuales o de pocos días de duración; van siendo recordadas en forma de flashbacks.
La muerte o la enfermedad de un ser querido genera un estado mental asociado a los problemas de ansiedad. En ocasiones, este duelo puede derivar en depresión exógena a causa del bucle de pensamientos negativos y de ideas vinculadas a la muerte.
Divorcios y separaciones: La pérdida de la persona a la que sea ama o a la que una vez se amó, así como el estilo y ritmo de vida, pueden también desembocar en una depresión.
Un despido, el desempleo o problemas para subsistir por sus propios medios, suponen un impacto psicológico profundo que afecta a la autoestima y a las expectativas de vida.
La aparición de una cicatriz muy visible, un proceso acelerado de envejecimiento, la alopecia y ciertas enfermedades, sobre todo de la piel, pueden hacer que, de forma brusca, algunas personas se sientan muy mal consigo mismas y desarrollen falta de autoestima que puede desencadenar en un estado depresivo.
Antes que nada, contacta con un profesional, con nosotros puedes tener una evaluación gratuita, allí se identificará el problema y una vez se establezca un diagnóstico, se indicará la terapia más apropiada.
Además, dependiendo del estado del paciente, es posible que sea necesario incorporar supervisión psiquiátrica y algún período en el que haya que recurrir a la medicación hasta encontrar un equilibrio.
En el proceso, los pacientes pueden:
Para que se hable de depresión, sus síntomas deben durar al menos dos semanas e implicar cambios drásticos en el funcionamiento de la vida cotidiana.
Si te sientes identificado/a con alguno/s de los síntomas mencionados anteriormente y los presentas durante más de dos semanas, no sabes dónde o cómo pedir ayuda…